martes, 27 de noviembre de 2012

(6.-)

Espectador



En Antonio Varas con Eliodoro Yañez siempre la veo. Su cabello castaño claro ondula bajo el sol de primavera, asomando unos pequeños cachitos bajo el casco de bicicleta. Pedalea con tanto estilo y gracia que el tiempo se detiene, el semáforo me parece eterno y las bocinas de los automóviles lejanas.
Se que el algún momento se le pinchará una rueda, o se le saldrá la cadena. Por eso siempre ando con un bombín y parches de repuesto; También tengo una botella de agua helada para esos días de verano, si le llegase a hacer falta. Creo que un día me pararé en medio de la ciclovía, y le preguntaré cómo se llama, y la invitaré a tomarnos una helado al Inés de Suarez.


sábado, 24 de noviembre de 2012

(5.-)

Cama.-


Solamente era un colchón. Estaba bastante viejo, con manchas de óxido y quizás que otras cosas que era mejor no saber. Era grande, lo suficiente para albergar a un par de personas en aquellas noches de Junio donde el frío calaba hasta los huesos.
Esa noche de verano mis pasos eran inciertos. Había bebido tanta cerveza que mi estómago y mi vejiga latían a cada segundo. Sentía que iba a estallar, pero con una sensación distante; el alcohol me tenía embobado. 
Llegue a una esquina oscura, con algunas sombras que bien podían ser personas, o mi imaginación. Ya no podía más. Mis piernas y mis ojos querían rendirse ante la noche...y mi imaginación viajó mucho más rápido que mis cansados pies. Me vi acostado en mi cama, con el sonido de la radio en la cocina. Una sonrisa de satisfacción iluminaba mi rostro. 
El colchón era viejo, manchado, hediondo...pero cómodo. No me di cuenta cuando ya estaba durmiendo sobre él.
Al día siguiente, al abrir los ojos, un anciano de barba gris me observaba atentamente
"buenos días su señoría" me dijo, con un tono bastante hostil. "Vaya moviendo la raja, mire que se vino a acostar a mi cama, y ni siquiera pagó la cuota". 
Yo lo miré aún aturdido. "yo..yo..¿dónde estoy?" murmuré son entender nada. El anciano comenzó a reir, dejando en evidencia que le faltaban todos los dientes. "no importa, mijo" me dijo "si ya con las zapatillas estamos a mano. Ahora vaya no má...camine tranquilo, y para la otra, fíjese bien. No va a encontrar camas como esta en todas partes"


jueves, 22 de noviembre de 2012

(4.-)

Aniversario.



Tenia unas ganas tremendas de salir a caminar bajo la lluvia sin paraguas. Los olores de las cosas parecían flotar con mayor intensidad los días así; me embriagaba de sensaciones diversas en cada esquina del barrio.
El doctor me dijo que era peligroso que anduviese por ahí solo, sobretodo con la cantidad de alegrías químicas que se abrían paso entre mis venas.
Pero era nuestro Aniversario
que el mundo me perdone y se vaya a la mierda, pero era nuestro Aniversario. La ciudad se teñía de colores tristes y alegres al mismo tiempo, porque así eran los recuerdos. Las memorias que amenizaban mi caminar lento, con el pelo mojado y sin frío. 
En la esquina del primer beso te volví a encontrar. 
Era lo último que hubiese pensado, pero ...era nuestro Aniversario!! Cómo no ibas a andar deambulando por la ciudad también, con tu propia tristeza a cuestas!!!
Eras tu. Estaba seguro, a pesar de que tu pelo se veía un poco distinto. Eras tú, a pesar de que tu piel estaba más oscura...
Eras tú; estaba seguro
a pesar de que te veías más alta...más delgada...con otro estilo de ropa...
Cuando tomé tus manos para pedirte perdón, entonces se diluyeron tus ojos almendrados en el pavimento mojado de aquella esquina. Te transformaste en otra mujer...Porque en realidad era otra mujer. Me golpeó, me empujó y arrancó hacia las sombras grises de otra esquina más lejana.
Era nuestro Aniversario.
Y en nuestro Aniversario, tiendo a encontrarte en cada sonrisa de mujer anónima.

(3.-)


Cuando se duerma




Un día el conductor del metro se va a quedar dormido. Va a chocar con el muro de la última estación y va a pasar para el otro lado, donde viven los duendes que cuidan la ciudad en la noche. Ahí hay cascadas de colores, y montañas de monedas de un peso. La gente se va a bajar de los carros y bailarán en los prados repletos de tréboles, todos felices porque ya no estarán apretados. Los duendes repartirán trajes de baño a todos y correrán a bañarse en un rio cristalino. O eso cree mi hija.

(1.-)


Ese Sabor.


Hoy día, una vez más, me acordé de ti. Pasé caminando por los viejos senderos de nuestras memorias compartidas; Irarrazaval, la Plaza Ñuñoa, el Parque Juan XXIII. Me perdí entre las canciones que disfrutábamos bajo los arboles, fumando y capeando el calor y el aburrimiento. Entonces llegué al quiosco de la esquina, al que tantos domingos por la mañana recurrimos para reponernos. Recordé tu remedio favorito; el que te hacía revivir. Compré 6 Kapo sabor frambuesa y me los tomé de una sola vez. Quise recordar...no sé, el sabor de tus besos.